Hace unos días estaba pensando en lo tanto que me gusta leer un libro. ¡No un libro digital!, precisamente debo hacer esta aclaración, un libro de páginas reales y olorosas a papel.
Pues estaba recordando que hace unos meses ya que no leo ninguno, a pesar de que había comprado dos o tres nuevos. Los tomo, los ojeo, leo unas dos páginas y ¿qué pasa? ...la verdad, ¡suena mi celular, el whatsapp!
Por medio del primer grupo de whatsapp del que formé parte hace ya casi 3 años es que me reencontré con 6 personas que forman parte de mi vida en este momento. No puedo estar más agradecida con la tecnología por este "invento".
Tengo en este momento 11 grupos de whatsapp, en los que no quiero entrar en detalle, pero mi día comienza con los buenos días de los grupos y termina con buenas noches de los mismos, con incontables postales referentes al positivismo, a Dios o hasta chistes de todo tipo... el teléfono comienza a sonar.
Salgo manejando y el teléfono sigue sonando, tomando en cuenta lo peligroso que es manejar y ver mensajes evito al máximo hacerlo... pero el teléfono sigue sonando.
Llego al trabajo y debo poner el teléfono en vibración para no volver locos a mis compañeros porque el teléfono sigue sonando.
Llego a mi casa en busca de un poco de tranquilidad, mi hija hace la siesta, es un buen momento para una taza de café y leer un libro, ver un poco de TV... pero el teléfono sigue sonando.
Mi esposo llega a la casa y queremos conversar, cenar algo rico... pero el teléfono, adivinen qué... ¡Sigue sonando!
En la pareja puede traer serias consecuencias como el detrimento de la calidad del tiempo juntos, disminución de la comunicación frente a frente, disminución de las actividades en conjunto (mientras uno almuerza, el otro revisa las noticias online), disminución de la vida sexual, del tiempo de familia, etc. (MPsc. Maricruz Coto, Mi pareja es adicta al celular, Revista Contigo Salud)
No dejo de creer que sea algo bueno, que nos une, que es lindo compartir la vida con la gente, estar en contacto con la familia. Mis mejores amigas y yo vivimos largo, inclusive en otros países y esto nos hace sentirnos cerca.
¿Pero cuánto de nuestro tiempo sacamos para vernos cara a cara? Y cuando nos vemos y nos reunimos con el grupo #1 entonces nos distraemos chateando con el grupo #2.
Maricruz Coto en su artículo "Mi pareja es adicta al celular" menciona que "La movildependencia o nomofobia como se le ha nombrado, es la adicción al teléfono, que puede generalizarse a otros aparatos tecnológicos. Se caracteriza por la angustia y el miedo que pueden generar el no poder comunicarse por medio de estas herramientas.
Actualmente se considera tan grave como otras adicciones porque el efecto emocional que tiene en las personas el no poder comunicarse o no estar disponible, hace que se valore el celular como una necesidad básica, igualándolo por ejemplo, a la alimentación".
Analizando todo esto, sin afán de criticar destructivamente, sino de reflexionar, les dejo algunas observaciones.
-Si fuésemos un grupo 1.0 (así llaman a la vida física, no virtual) y anduviésemos por ejemplo todos en un bus, ¿te pondrías de pie y dirías? "hoy estoy tan deprimida porque he engordado 3 kilos" o "les quiero contar que mi novio me fue infiel". ¿A cuantas de estas personas realmente les importa tu comentario?
-¿Es realmente necesario decir buenos días y buenas noches todos los días al grupo? Por qué simplemente no hacemos este deseo de manera personal, o los llamamos 5 minutos, si es posible y hablamos un ratito.
-Si tenes un grupo de 30 personas, pero escribís "Hola María ¿cómo seguiste del dolor de estómago?" Debes pensar que a María tal vez no le guste que los 28 restantes supieran que tiene problemas estomacales o que a las 28 personas no les interese el estómago de María.
-¿Cuánta cantidad de minutos diarios dedicas a esto? Te distrae de trabajar, de conversar, de poner atención a las cosas realmente importantes, de hacer lo que antes te gustaba hacer. ¿Te preocupa quedarte sin batería o sin señal?
-También creo que la solución no tiene que ser poner el grupo en silencio por una semana o salirse del grupo, cosa que se nota públicamente y siempre está acompañado de un comentario de "que odiosa, no quiere relacionarse con nosotros". Empezamos a pensar en el qué dirán y si será conveniente.
-A la hora de instalar el app no dice en los requisitos que es obligatorio usarlo todos los días. No es algo malo no usarlo por un día o dos. Volviendo al ejemplo del 1.0 es como cuando tenes un amigo al que no ves por una semana o más, no lo has dejado de querer en lo mínimo por no haberle hablado en este tiempo. O el famoso "tiempo de calidad" Podríamos aplicar lo mismo para el 2.0 con "mensajes de calidad"
-Si le preguntas a alguien ¿cuántos amigos tenes? es probable que te contesten que muy pocos. Pero ¿cuántos amigos tenes en grupos de whatsapp? Y a todos ellos les contás todo lo que haces en el día, que comiste, que te preocupa, que te hace feliz. ¿Estamos realmente cómodos con ello? y lo más importante, ¿realmente confiamos en estas personas? No te asustes si el vecino o el primo lejano saben todo sobré tu vida sexual, por ejemplo. Es muy fácil sincerarse con alguien que no te ve a la cara, pero detengamos el dedo antes de hacerlo y pensemos si estamos haciendo lo correcto.
Muchos de nosotros nos amarramos a un aparato. Antes era llegar a la casa después del trabajo y revisar correos a toda hora. Ahora además es recibir un mensaje en el grupo de trabajo que dice: Juan, ¿mandaste la propuesta que te pedí? A lo que consecuentemente te obliga a encender la compu a las 9pm o dormirte pensando en trabajo.
"¿Cómo lidiar con esto? Si usted es adicto/a al celular, intente controlarse pensando en las consecuencias que ello tiene para usted y su familia. Trate de apagar el teléfono cuando llega a su casa, y concéntrese en la cena y demás actividades familiares. Piense que cuando encienda el teléfono los mensajes seguirá estando allí." (MPsc. Maricruz Coto, Mi pareja es adicta al celular, Revista Contigo Salud)
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