Desde hace mucho tiempo se acostumbra que a finales de diciembre e inicios de enero, las personas se propongan una serie de metas.
Pero ya a estas alturas de enero es sorprendente la cantidad de propósitos que se han ido dejando de lado. ¿Por qué sucede esto? Y sobre todo año con año nos proponemos cosas que van quedando de lado más rápido que cuando te das cuenta es hora de hacer una nueva lista.
Por ejemplo, ¿recordás los própósitos del año 2014? ¿Los cumpliste?
Suele pasar que tenemos propósitos "reciclados". Los cuales hemos ido enterrando y desenterrando año con año. Bajar de peso, estudiar otro idioma, pasar más tiempo con mis amigos, etc. ¿Te suenan conocidos?
También podemos tender a decir, "este año sí, este año va a ser definitivo"
Al terminar diciembre generalmente estamos con un ánimo al tope, super positivos y entusiasmados por el año que viene. En este momento creemos que somos capaces de cualquier cosa. Nos hace creer que nosotros mismos somos incapaces de llevar algo a cabalidad y éxito.
- Tal vez esto no sea tan realista. Tal vez mis metas fueron muy ambiciosas o difíciles de alcanzar, no por mi falta de constancia sino por factores externos. También tomar en cuenta el plazo en el que necesito o quiero cumplirlas. Otra opción es hacerlo parcialmente, por pasos.
- Enfocarte, dedicarte, no olvidar esa lista. Tratar continuamente de irla cumpliendo poco a poco. Para esto podés hacer un plan, un esquema por meses en el que cada día del mes hagas algo por ello. Esa orientación te ayudará a hacerlo mejor y te resultará más fácil.
¿Y cuáles serán las razones por las que no los cumplimos?
Diversos estudios concluyen que el 20% de los propósitos de año nuevo se
pierden dentro de la primera semana de enero, y por lo menos el 80% se
abandonan a lo largo del año. (www.organizateya.com)
El pensamiento de “todo o
nada”.
Los propósitos nos preparan para el fracaso atrayéndonos hacia el
pensamiento de todo o nada. La mayoría piensa en términos de “mantener”
sus propósitos o “romperlos”. No hay un término medio.
El efecto de avalancha. Todos hemos experimentado el efecto de avalancha permitiendo que una caída
menor se convierta en una recaída mayor y dé por resultado un colapso
total.
No tomar en cuenta el
progreso y estancarse en los retrocesos. "La Ley del efecto" dice que las acciones seguidas por recompensas son reforzadas y es mucho
más probable que se vuelvan a repetir. Se ha demostrado que las personas que intentan, fracasan y hacen cambios en su vida, se esfuerzan muy poco en recompensar sus avances y
mucho en castigarse por los retrocesos.
No tener un plan, mala preparación de
metas y su olvido.
No pensar mucho en ello a lo largo del tiempo. No
tener la inspiración de actuar o de hacer un plan y de llevarlo a cabo
hasta lograrlo. Y ya que es una meta tan distante, pronto te olvidarás de ella.
No tener visión, y no comprender el
importante “porqué”. El poder motivador de cualquier meta viene de verdaderamente comprender
porqué lo quieres.
No actuar suficientemente. A todas las “pequeñas” razones para no mantener nuestros propósitos, se
añade una más grande: la de no actuar suficientemente. La mayoría de las
personas saben lo que tienen que hacer para mantener sus propósitos.
Tienen el boceto para el éxito. Pero no actúan lo suficiente como para
lograrlo. No es difícil
comprenderlo, lo difícil es hacerlo y mantener estos cambios de vida a
largo plazo hasta que el cerebro lo toma como parte normal de un
comportamiento. Mucha gente comienza bien, pero sus acciones no son
suficientes para arraigar sus nuevos hábitos y hacer que los cambios sean
permanentes.
Haces demasiados propósitos. Es más fácil enfocarse en una o dos metas, que en 10 o 20. No hagas una
lista inmensa de propósitos, elige dos o tres que sean importantes para
ti. Si los logras antes de que el año termine, ¡fantástico! Entonces
puedes elegir uno o dos más a mediados de año.
Escribes tus metas de manera
muy general. Las metas tienen que ser específicas. Si quieres perder peso, tienes que
pensar cuántos kilos realmente puedes perder cada mes. Si quieres pasar
menos tiempo en la oficina, no te permitas quedarte después del horario de
trabajo por lo menos 3 veces a la semana. Si quieres organizar tu hogar,
enfócate en una habitación por mes y promete pasar 15 minutos al día
revisando y sacando lo que no sirva de esa área.
Intentas tener éxito en un
día o dos. La mayoría de las metas requieren de tiempo para lograrlas y mantenerlas.
Calcula el tiempo aproximado que necesitarás para alcanzar tus objetivos o
te agotarás incluso antes de haber empezado. Prepara mini-metas y trabaja
en pequeñas porciones de tus propósitos cada vez. Prémiate a lo largo del
camino sin importar cuan pequeños sean los logros.
Sigues esperando por el
momento perfecto para empezar. No hay mejor momento para empezar que el presente. Si te esperas para
trabajar en tus propósitos hasta que encuentres el momento perfecto, nunca
empezarás. Determina qué es lo que necesitas para empezar y empieza. Antes
de que te des cuenta estarás celebrando tus éxitos.
tomado de:
http://www.organizateya.com/propositos_razones.htm
http://www.forbes.com.mx/el-engano-de-los-propositos-de-ano-nuevo/
No hay comentarios:
Publicar un comentario